Procesos
de aprendizaje
El aprendizaje comienza desde la simple
curiosidad de conocer el mundo en que vivimos. A partir de la propia
experiencia un recién nacido aprende que si llora le darán de comer. Al crecer
debe aprender que debe usar las palabras para expresar lo que antes decía con
el llanto.
Desde pequeños hemos aprendido muchas
cosas: Aprendemos del ejemplo de las personas que nos rodean y repetimos lo que
los demás hacen; Aprendemos conceptos, porque alguien nos explica, pero
aprendemos a usarlos según la experiencia en la vida cotidiana.
Pero el aprendizaje no solo se trata del
conocimiento teórico y memorizar lecciones en la clase. Sin que se note, cada
día se aprenden aptitudes, cualidades, relaciones sociales, debes saber que no
sólo se asiste al colegio para sentarte en clase y absorber un libro, aunque el
aprendizaje teórico es de gran importancia y permite ejercitar nuestro cerebro
al mismo tiempo se van aprendiendo prejuicios, a identificar lo que se
considera bueno o malo, lo que significa el fracaso y el éxito, y a afrontar
cada una de estas cosas según la cultura en la que hemos crecido.
Cambia
el chip: Desaprender lo aprendido
En muchos casos, se repiten actitudes a
través del tiempo y se vuelve un círculo vicioso, es decir, que parece que no
termina, y seguimos cometiendo los mismos errores de generaciones pasadas, aún
sin darnos cuenta.
Es por esta razón que debemos comprender lo
que significa DESAPRENDER. No quiere decir que debamos olvidar todo lo que
hemos aprendido, porque de las experiencias vividas aprendemos cosas nuevas,
pero si se refiere a una manera de cambiar cómo vemos las cosas.
Para entender un poco más sobre el proceso
de desaprender, es necesario utilizar algunos ejemplos para asociar este
concepto y ponerlo en práctica en la vida cotidiana.
En el siguiente ejercicio te darás cuenta
el esfuerzo que se debe hacer para desaprender lo aprendido.
En este caso, debes decir en voz alta el
color con que está escrita cada palabra en lugar de leer el color escrito. Cada
renglón lo debes decir más rápido. Empecemos: azul, amarillo, verde... puedes
continuar?
Después de realizar este ejercicio responde, ¿has tenido dificultad para llevarlo a cabo?
Es normal enredarnos y que nos tome más
tiempo y esfuerzo pensar el color que queremos decir sin asociar la palabra
escrita. Esto se debe a que, desde que nos enseñan a leer, asociamos las letras
y palabras a su descripción. No es fácil enseñarle a nuestro cerebro a
que no asocie la palabra con el color que estamos mirando y terminamos leyendo
las palabras.